Nuestro resumen del artículo Investigadores muestran que se puede vivir bien en 2050 con la demanda de energía de los años 60 de Laura Rodríguez para elDiario.es
¿Cómo sería posible vivir bien en 2050 usando menos energía?
Un grupo de investigadores de la Universidad de Leeds ha demostrado que en 2050 podríamos garantizar una vida digna para 10.000 millones de personas con un consumo energético un 60% menor al actual. Esto implicaría usar tecnologías más eficientes, reducir las desigualdades y adoptar un modelo de consumo sostenible. A continuación, desglosamos los hallazgos clave.
La demanda energética: Un cambio radical
En la actualidad, el consumo energético global está relacionado directamente con el crecimiento económico: a más desarrollo, más energía. Según los investigadores, esa relación puede romperse. El estudio calcula que la humanidad podría reducir su demanda anual per cápita a 15 Gigajulios (GJ), frente a los 80 GJ actuales, manteniendo un nivel de vida digno con todas las comodidades modernas.
Para ello, el consumo global de energía sería similar al de los años 60, pero serviría a una población que se habrá triplicado en comparación con esa época, alcanzando los 10.000 millones de habitantes proyectados para mediados de siglo.
¿Qué incluye una vida digna?
El modelo de los investigadores considera que una vida digna incluye:
- Viviendas eficientes y confortables: Temperatura constante de 20 °C todo el año, con servicios de cocina, almacenamiento de alimentos y lavado altamente eficientes.
- Agua suficiente: 50 litros por persona al día, incluyendo 15 litros de agua caliente para el baño.
- Acceso universal a tecnología: Un ordenador por hogar con conexión a Internet de alta velocidad y un teléfono móvil para cada persona mayor de 10 años.
- Transporte adecuado: Entre 5.000 y 15.000 kilómetros anuales por persona, tanto para ocio como necesidades diarias.
- Servicios esenciales garantizados: Sanidad universal y educación gratuita entre los 5 y 19 años.
Comparación con el modelo actual
El estudio demuestra que actualmente muchas naciones desarrolladas consumen mucha más energía de la necesaria para satisfacer estas necesidades básicas (representadas en rojo en los gráficos). Mientras tanto, países más pobres enfrentan déficits energéticos (en azul). El modelo ideal se sitúa en la línea verde, donde el consumo es suficiente pero no excesivo.
En comparación, este nivel de suficiencia requeriría menos de la mitad de la energía global que predice la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en su modelo de desarrollo sostenible, que asume que los países ricos mantendrán sus niveles de consumo actuales mientras los países pobres aumentan el suyo.
Las claves del cambio
Para alcanzar este modelo sería necesario:
- Tecnología eficiente en todos los sectores: Ya existen soluciones que permiten hacer más con menos energía.
- Distribución equitativa de recursos: Reducción drástica del consumo en los países más ricos y aumento en los más pobres para garantizar el acceso universal.
- Reestructuración de prioridades: Abandonar la idea de que más consumo equivale a mayor calidad de vida.
Sacrificios pequeños, grandes beneficios
El equipo enfatiza que los sacrificios necesarios serían menores de lo que tememos. Por ejemplo, mantener una temperatura constante en los hogares o asegurar transporte básico sería posible sin lujos excesivos, pero con calidad suficiente para garantizar una vida digna.
Si bien este modelo no incluye aspectos como el ocio o la innovación, incluso sumando estos factores, el consumo seguiría siendo inferior al 50% de nuestra demanda energética actual.
¿Qué nos detiene?
La resistencia proviene, en gran parte, de la percepción errónea de que reducir el consumo es incompatible con el bienestar. Sin embargo, recalcan que este modelo no solo es viable, sino deseable para construir un futuro sostenible.
Una visión esperanzadora
“Ya existen las soluciones tecnológicas para reducir el consumo hasta niveles sostenibles”, afirman los autores. Este estudio no solo desmonta la idea de que no hay suficientes recursos para todos, sino que abre la puerta a un mundo donde vivir bien es posible para todos, con menos energía y menos impacto ambiental.
La clave está en la acción colectiva, la innovación tecnológica y un cambio en nuestra forma de entender el progreso. Este modelo no solo es alcanzable, sino que podría ser la base para una sociedad más equitativa y sostenible en 2050.
Comentarios