45 años del inicio de la objeción de conciencia en España, el movimiento de desobediencia civil más grande de Europa

Un grupo de jóvenes se plantó ante el servicio militar durante la noche de Navidad de 1975 y con ellos empezó una lucha que implicaría a decenas de miles de personas a lo largo de 30 años

 
 

Pol Pareja

“A todos vosotros, en esta noche de Navidad, os queremos enviar nuestro mensaje de paz aunque al hacerlo corramos el riesgo de ser detenidos”.

El mensaje lo firmaba un grupo de jóvenes y se leyó en varias iglesias catalanas durante la misa del Gallo en la noche de Navidad de 1975. Anunciaban que se negaban a hacer el servicio militar y que, como contrapartida, llevaban ocho meses inmersos en un proyecto social de ayuda a los vecinos en el barrio de Can Serra, en L’Hospitalet de Llobregat. Ofrecían labores de alfabetización, cuidado de ancianos y un servicio de guardería, entre otras actividades. 

El mensaje corrió por todo el país y con él empezó el movimiento de desobediencia civil más grande que ha habido en Europa. Después del mensaje de Can Serra, los grupos de objetores comenzaron a florecer por toda España y acabarían implicando a más de un millón de jóvenes durante casi 30 años. Buena parte de ellos prefirió ingresar en prisión a cambio de visibilizar una reivindicación -acabar con la mili- que se extendió como una mancha de aceite al albor de la Transición. 

“Can Serra fue capital”, rememora Pepe Beúnza, uno de los jóvenes que firmó el manifiesto y el primer objetor de conciencia por motivos políticos del país. Beúnza ya había pasado entonces por varias cárceles por negarse a hacer la mili, pero su reivindicación no tenía suficiente impacto. “Hasta ese momento solo habíamos hecho acciones individuales y el manifiesto lo cambió todo: convirtió nuestra reivindicación en algo colectivo e imparable”.

Seguir leyendo

Comentarios

Deja tu comentario